El ejercicio de ir a fútbol un viernes en la noche no resultó del todo malo, decidí invitar a una persona muy especial y la cábala de que cuando llevo gente nueva al estadio ganamos se cumplió y con honores.

La familia azul presente sin clasiqueros ni hinchas de moda pudimos observar como ante un Pasto que no es la gran cosa (pero que al menos no llegó a hacer lo que generalmente hacen todos los visitantes que es cerrarse a evitar que el famoso Millos, el famoso embajador los ataque) el equipo hizo la tarea: sacó los tres puntos y aumentó la diferencia de gol.
Después de tantos partidos en la tribuna se exige algo destacado, se suele perder la cordura y ante una barra brava que entonaba sin parar y de manera casi desesperante un cantico que decía Queremos la catorce..; pude ver cambiando varias veces de posición por el frío y la incomodidad de la silletería que tanto le costó a nuestro distrito que Milton Rodríguez pudo zafarse de la mala racha o popular "síndrome de selección" que sufren nuestros jugadores azules cuando son convocados.
Pude observar también como este debutante brasileño Elinho se destacaba entre la pobre defensa pastusa y como Jonathan Estrada empezaba a deleitarnos con su juego bonito que para algunos sobraba en estos momentos de efervescencia y calor. Entre estos 3 anteriormente escritos y Oscar Córdoba hicieron la fiesta de un Pasto que tampoco demeritó mucho siendo un equipo contrario a su oponente, con poca jerarquía e historia.
Al contrario de la era Vanemerak y siendo mi opinión personal desde el segundo piso de la tribuna occidental, la era Quintabani se caracteriza por tener buenos primeros tiempos y segundos tiempos aburridos donde el equipo juega como por devengar el sueldo y Cordoba se dedica a hacer lo que mejor sabe, pelotear.
Por suerte este no fue uno de esos segundos tiempos, al menos no del todo; el equipo se proyectó, hubo unas pocas amenazas del Pasto y lo mejor fue lo construido por Estrada cuando usando ese juego que lo caracteriza elude a cuatro defensas y líquida picándola hacia el palo izquierdo, el gil de aquero que milita para el equipo contrario no tuvo nada que hacer ante una pelota que pasó bajo su costado.
Luego de tal espectáculo, muchos hinchas no tuvieron más remedio que ir a calmar la sed que habían dejado los gritos de gol en el palacio y en bares cercanos a Galerías, otros más exigentes en cuanto al espectáculo simplemente salimos a comer y nos dirigimos tranquilamente a nuestros hogares a esperar el desarrollo del resto de la fecha.
Este año la fiesta cuenta con un aditivo especial, el rival de patio esta empatado en puntos con nosotros en los "segundos" lugares a un punto de la punta, ganar el partido no solo significarán 3 puntos, significará la punta nuevamente y un paso seguro hacia la clasificación.
Por ese entonces, mientras el Atlético Nacional se hacía a uno de sus primeros títulos (probablemente de la mano de Pablo Escobar) y el viejo Willy hacia soñar a grandes y chicos con su futbol en el América de Cali y en la selección Colombia que empataba con Perú en la Copa América; mi padre se emocionaba pues en ese año Coldeportes y la Federación Nacional de Cafeteros (para los jóvenes Juan Valdez) habían hecho el esfuerzo de llevar el primer equipo colombiano de ciclismo a la prueba reina Le Tour de France y todos los colombianos soñaban con las hazañas de Martin Ramirez, Fabio Parra y el jardinerito Lucho Herrera.
Mi núcleo familiar constituido por la familia Castañeda se beneficiaba de del apogeo económico que nos iba a traer el narcotrafico hasta que por alla en los 90's a un señor liberal se le ocurriera arrodillarse ante el mundo a finales de la guerra fria para lograr un alto cargo en la OEA, pero bueno no eramos traquetos; simplemente aprovechando el emprendimiento de la familia de mi abuela todos eran exitosos comerciantes en los articulos de cuero y mi abuelo acentaba algo que para mi le salvo la vida, su pensión en la Ericsson de Colombia (una compañía sueca de telefoniá que ahora conocemos como Sony Ericsson, en tiempos cuando no existia Nokia; Ericsson lideraba junto con Motorola y Bell de Estados Unidos).
Todo esto pasaba, los Ochoa, los Rodríguez, Pablo Escobar, Rodríguez Gacha y el mismo Carlos Lehder miraban como se dividían el país con los Santos, Cano, López, Lleras y Gómez y yo iba creciendo en una época llena de progreso y obviamente Binomio de Oro, Diomedes Diaz, Wilfrido Vargas y Chicas del Can; ni sabia de la existencia de Inxs, U2, Cindy Lauper pero medio veía a Michael Jackson y a Madonna. Para mis amigos y familiares de menos de 23 años: ahí nació la Pelota de Letras que estoy seguro que ustedes nunca llegaron a hacer netamente suya y solo reían sin saber que realmente nunca llegaron a jugar con una de ellas.
Erase 1987 Lucho acababa de ganar la Vuelta España mientras mi hermana daba a luz y sé que gracias a un señor llamado Gonzalo Rodríguez Gacha, el equipo más grande de Colombia había recuperado su papel en el futbol latinoamericano, si, lo había hecho con esa ayuda, pero a su vez el equipo de Cali y el de Medellín pasaban situaciones iguales y de esta manera fue que también uno de esos equipos logró su único y más preciado trofeo en el futbol latinoamericano mientras yo me preparaba para 20 años de sufrimiento elegidos a traves de un elemento inconcente conocido con los nombres de cachuca o gorra.